Aun mordemos las esquinas del silencio
a ver si recordamos el sabor de la tormenta,
esa que embriago al tiempo
dejándola inerte
mientras se alzo el vuelo...
Roelbani.
Tengo el afán de gritar carbón,
mas decidí ceder al ocio...
Guardar el silencio en mis lunares
para dejar mudos
los labios que intenten acercarse...