jueves, 21 de febrero de 2019

Espíritu de Atalanta


Ella comulga así…

Con la lengua afuera y los labios entregados al lienzo,
camina con el tiempo suelto
entre sus cabellos
el aire,
extinta la decorosidad de sus gobernantes.
Ella quiebra la iniquidad,
no busca, hace justicia.
Entorpece credos de belicosos arrogantes,
camina descalza.
Ella colecciona los dedos que la apuntan,
los lleva con orgullo en su cuello,
sello de tolerancia,
ella sabe ser paciente,
su piel tiene un sabor agridulce
de color tornasolado.
Cuando ama se erizan sus vellos
destilando licor por sus poros
entregados a la perpetuidad nocturna.
Su mirada como la de los habitantes del mar
en lo profundo,
desconocido.
Ella sabe perpetuarse en el recuerdo de los náufragos
que llegan a su orilla,
deambula dormida
arrancando el sueño de niñas inocentes,
adoptadas por los antiguos amos,
los que dicen que es un dulce y como se come.
Ella florece cada vez que su alma grita,
lanza piedras,
que se convierten en castillos
donde habito ahora.

Roelbani.

lunes, 18 de febrero de 2019

Susurro


Aquí es donde se disfrazan los inmortales

En medio de la incertidumbre del sentir,
Asuntos que difieren entre no me importa y el látigo que voltea tu rostro cuando escuchas gritar a la doncella en peligro…
Esa que vive en tus entrañas,
Pequeña inútil,
¿¿Cuantas veces debo ir a tu rescate??
La misma piedra,
Entonces,
Definitivamente algo va mal.
Y es que no son las emociones,
Es que… te gobiernan…
Empiezas a dudar,
¿Mente humana?
¡NO!
Soy dueño de lo imposible…
¿Entonces?
¿El diablo?
¿ego?
Habitantes de la estratosfera,
La oscuridad a invadido sus pupilas,
Solo vemos lo que alcanzamos a escuchar en medio del bullicio
No alcanza a aclarar,
El universo comienza y termina dentro,
No existen límites ni fronteras,
Me he entregado a millones de voces sabias
Perpetuadas en el asesinato de la naturaleza,
Entonces sin muerte no hay vida… y viceversa.
No me encapsulo más en conceptos,
Aquí descubro mi libertad.

Roelbani.

miércoles, 6 de febrero de 2019

Tricolor

Distante,
el aliento gris que suspira su cielo
tóxico,
la alegría efímera de hacerme la loca cuando grita,
y cantamos,
un aullido.
Voy cruzando fronteras
diciéndome mentiras; nómada.
Mi alma siempre supo volar,
invadió cuerpos,
naciones,
planetas...
Hoy yace anclada,
en el recuerdo de la libertad sublime,
esa que se dibujaba en los atardeceres con olor a mar,
con olor a guitarra vieja,
a samán.
Porque allí quiere estar,
se compone de salitre,
orinoco,
guayaba,
turpiales,
iguanas,
caraotas,
y un pan que se comparte en el camino.
¡Despierta!
¡Están apuñalando tu cuerpo!
me dicen...
Oídos sordos,
la fuente está intacta,
aunque me secuestren la tierra
siempre encontraré el camino a casa.

Roelbani.