acabo con esta indulgencia...
Porque siempre he sido yo,
la que permite la entrada,
el eco,
el vacío...
Siempre he sido yo,
la cura,
la enfermedad...
Termino conmigo,
esta versión absurda disfrazada de nobleza...
¿Cuántas veces me permito?
¿Dónde pongo el grito?
Ese que vivió tanto tiempo en el insomnio,
que se volvió silencio...
Se manchó la pagina,
el sueño,
la expectativa.
Siempre he sido yo,
la que se abandona,
me entrego,
vuelvo...
Donde fui una vez
un kraken hambriento
cazador de navíos,
diarios de piratas,
la letra,
tinta,
grafito...
Termino conmigo,
La rosa del jardín...
La espina en mi dedo,
la sangre tibia,
el tronco roto...
Roelbani.
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