Me duele la sombra,
va consumiendo los delirios de mis manos
dejándome ojos huérfanos,
se construye el pasado en la espalda
abolida por palabras miedosas,
me duele la sombra,
y no te encuentro
eterno enamorado de errores,
ahí vienen las saladas intrusas
de mi conciencia,
mientras...
me sigue doliendo,
cauterizas estos pasos perdidos
con ilusiones sin fecha ni hora,
solo esperar,
es la única condena que arropa
a estas entrañas floreadas,
falleció mi sombra dormida en la luz.
Te reclamo a ti,
noche vividora e inocente.
¡No quiero de tu cáliz!
Solo devuélveme
aquella maravillosa visión en solitario
que marca mi egoísmo sobre el tapete.
Roelbani.
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